El otro día Jorge, amigo y compañero de viaje profesional, me comentaba: - 8 años en son muchos años en una misma empresa. Y yo le contestaba: - Jorge, pero tú ¿dónde trabajas? ¿Realmente crees que la empresa en la que estás ahora es la misma que en la que empezaste? Y terminamos calculando cuantos “cambios” de empresa habíamos realizado, sin realmente llegar a cambiar de compañía.
Teníamos esta conversación durante la entrega de los premios Expansión & Empleo a la Innovación en recursos humanos que tuvieron lugar el pasado martes en Madrid.
Durante estos premios se hablo como no, de crisis, tiempos difíciles, redimensionamiento… pero también de oportunidad, innovación y reto para los que saben enfrentar las situaciones difíciles con una visión y actitud positiva.
Sin duda estamos en un momento en el que es mucho más fácil ver la botella medio vacía y como alguien en alguna ocasión me comentó: - Y si la llego a ver medio llena, mejor me la bebo.
¿Beber para olvidar?
Estamos en un momento de duras realidades, y todos las sufrimos de forma más o menos cercana en nuestra realidad profesional o personal.
Como muy acertadamente Fred Kofman, comentaba recientemente en el Forum Mundial de Gestión de Personas.
“ Todo ser humano está sujeto a variables fuera de su control que le afectan muy directamente, ganar o perder no es una decisión 100% personal, pero actuar con integridad sí lo es”
Desde mi punto de vista, me quedan 2 opciones:
1. Elijo actuar como víctima de las circunstancias y me quito responsabilidad sobre las mismas, buscando culpables, lamentándome por lo que me pasa y contagiando negativismo a mi alrededor.
2. Elijo actuar como protagonista, sintiéndome responsable y enfrentándome a mi realidad identificando qué es lo que yo puedo hacer e intentando inyectar la mayor dosis de positivismo realista a los que me acompañan en el viaje.
El victimismo me paraliza, limita mi condición humana de tomar decisiones. El protagonismo me lleva a seguir adelante pese a las dificultades.
El victimismo es la droga perfecta para el corto plazo, da el placer de sentirme inocente pero a la larga, me sitúa en la cárcel de la resignación y el resentimiento.
El protagonismo me convierte en parte del sistema y por tanto me da energía para actuar y enfrentar las situaciones ayudando a que el sistema crezca y como consecuencia yo crezca también.
El ejercicio es duro y claro que me resulta más fácil sentirme víctima y eximirme de responsabilidades, pero si vuelvo la vista atrás y pienso como he enfrentado otras situaciones difíciles y cual fue la clave de mi éxito, recuerdo que en esas ocasiones decidí ser protagonista, dejar el lado confortable pero oscuro del victimismo y tomar el control.
Por todo esto me alegro por iniciativas como la del grupo Unidad Editorial, de la mano de Expansión y Expansión y Empleo, que nos anima a todos los que trabajamos en organizaciones que pasan por momentos difíciles a seguir adelante, innovando y apostando por aquellos que dan vida y hacen realidad un proyecto empresarial: las personas
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6 comentarios:
Me ha gustado mucho el artículo. Comparto tu preferencia por asumir un papel activo y no el de víctima.
JM
Gracias JM. Fácil es decirlo y escribirlo pero ponerlo en práctica requiere, al menos en mi experiencia, un ejercicio de análisis contínuo. Dejarse llevar y lamentarse es sin duda mucho más fácil.
María Elena,
Precisamente esta mañana estaba pensando que (creo) he superado un 'bache' en el trabajo.
Sintetizándolo mucho, me metí en una espiral de 'victimismo' (es muy facil caer dentro) y lo pasé mal, no tenía motivación por ir al trabajo.
Desde hace un tiempo he decidido tomar la iniciativa y si la 'cago' que sea por acción, no por inanición.
Ahora estoy mucho más positivo... con ganas de hacerlo todo, de meterme en todos los proyectos, de participar en todos los marrones...
Por cierto, sigo 'desnudándome' en tu blog... ;-)
Hola Elena. Disculpa por la desconexión con tu espacio. Tu recordatorio ha sido un tirón de orejas efectivo ;)
Comparto totalmente tus reflexiones. La primera vez que leí a Kofman llegué a la conclusión que si los directivos asumieran que su liderazgo es una responsabilidad para con los demás, y no sólo una posición atractiva e influyente, muchas cosas serían diferentes en las organizaciones.
Que todos estamos conectados es una realidad innegable. La dimensión que está tomando esta crisis es un buen ejemplo. La incertidumbre y el pánico se contagian. Pero también se contagian la esperanza y la voluntad. Como bien dices, es mi responsabilidad decidir "qué virus" quiero ser.
marc,
te felicito por el striptease. Precisamente el post de esta semana sale de una vivencia personal similar a la que comentas.
Espero seguir contando con tus comentarios. Cuidate, tienes una jefa excelente con la que es un lujo trabajar.
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Virgili,
Esta reflexion que he hecho en modo personalista tiene un impacto especial para todas aquellas personas que estan liderando equipos. Y que tienen no solo una responsabilidad con si mismos sino que se debén a las personas que dependen de ellos. Tu comentario me da cuerda para otro post. Tomo buena nota y gracias por volver, espero engancharte de nuevo.
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