¿Cuántas veces vemos equipos girar, girar y girar en círculos sobre si mismos, como si estuvieran perdidos en un bosque?. Dando vueltas y más vueltas y sin encontrar el objetivo al que deben dirigirse.
¿Cuánto esfuerzo se malgasta en las organizaciones por falta de una clara dirección?
¿Cuánto talento desperdiciado? ¿Cuantas brillantes mentes incomprendidas?
¿Cuántos de nosotros hemos tenido que dar y recibir feedback en más de una ocasión?
Comunicar, escuchar, ofrecer información, recibir opiniones. Todo un arte que ayuda a clarificar cuales son las expectativas que tienen y tenemos unos sobre otros.
Por qué, cuando todo parecen ventajas. ¿Nos cuesta tanto?
Muchas empresas disponen de sistemas estructurados de feedback, que persiguen instaurar una cultura de comunicación abierta bajo nombres y denominaciones sumamente atractivos pero que acaban siendo utilizados por los de siempre, por aquellos a quienes no les cuesta hablar ni comunicarse.
A lo largo de mi experiencia he tenido que poner en marcha algunos de estos sistemas y sin dudarlo he defendido sus virtudes y beneficios para colaboradores, managers y organizaciones.
Sin embargo me obsesiona la falta de popularidad que estos sistemas tienen en las organizaciones. Me pregunto por qué cuando todos estamos buscando claridad y transparencia en la comunicación, nos resulta tan violento dar y recibir feedback de una forma estructurada.
Pensando en los inconvenientes y en las frecuentes quejas y críticas que me llegan de muchos con los que trabajo habitualmente, encuentro una reflexión de Marshall Goldsmith a quien creo que ya he referenciado en alguna ocasión y que plantea las ventajas del feedforward frente al feedback.
Su planteamiento da en el clavo. Viene a decir algo así:
“Cuando ofrecemos feedback, como la palabra indica, nos estamos refiriendo al pasado. Hablamos sobre hechos pasados sobre los que intentamos poner soluciones construyendo planes de acción en los que manager y colaborador comprometen gran parte de su valioso tiempo y que en el mejor de los casos volverán a ser revisados con la siguiente convocatoria de recursos humanos.”
Después pasa a enumerar las ventajas del feedforward frente al feedback, tema al que pienso dedicar en breve alguno de mis posts.
Dejo esta reflexión abierta con la intención de encontrar ideas que nos ayuden a mejorar y a garantizar el éxito de este complejo arte de comunicarnos.
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7 comentarios:
Hola Mª Elena.
Estuve en un curso la semana pasada que incluía un feedback 360º y me gustó mucho lo que dijo la persona que facilitaba la sesión: "el feedback es un regalo; puedes tomarlo y aprovecharlo o ignorarlo y dejarlo a un lado".
Creo que el problema es que la mayoría de la gente no sabe dar feedback ni, en muchos casos, tampoco recibirlo.
El feedback efectivo debe estar basado en hechos observables y no en puntos de vista. Esto no es obvio y require práctica pero cuando se hace bien es una herramienta utilísima.
JM
Tu sola al plantear la pregunta, prefiguras la solución:
"este complejo arte de comunicarnos"
dices; y dices bien.
Realmente, a poco que analices de profundis cualquier problema verás como hay un problema de concreción de significados y por ahí se disipó la información, la energía.
Lo políticamente correcto impone una manera de hablar que evita la claridad, y eso hace mucho daño
¿o no?
Jose Miguel, Igansi.
Comparto vuestros comentarios.
Creo en que las herramientas, los sistemas y los procesos facilitan que las cosas pasen y estoy de acuerdo en que la clave está en la persona que hay detrás del acto en cuestion. Especialmente cuando hablamos de comunicacion, nos falta mucho pero mucho tacto y también humildad.
Estoy preparando una segunda parte del post que profundiza en los puntos oscuros del feedback.
os lo dedicaré a los dos. Gracias por vuestros comentarios, me estimulan a seguir adelante con el blog.
Ignasi,
lo de lo politicamente correcto da para mucho. Te tomo la palabra y reflexiono sobre el tema
Te puedo abrumar de bibliografía, pero no es correcto referirme sólo a mis publicaciones.
Si es que me hablas a mi, claro porque yo me llamo Ignacio.
Disculpa Ignacio, si te hablaba a tí.
Sabes qué pasa? que la comunicación requiere confianza. Muchas veces se pide feedback y los encuestados desconfían de la posición de partida de los que preguntan y piensan que, en el mejor de los casos, sus opiniones no servirán de nada. A veces, el silencio es el mejor grito de disconformidad...eso también es feedback, no?
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